Sembremos LPF para cosechar calidad a futuro en el fútbol local

¡El fútbol que importa! ¡La cuna de la selección nacional! ¡El fútbol del barrio! Estos son algunos de los nombres que recibe, pero yo le diría: la única esperanza que tiene Panamá de escalar en el fútbol mundial, no hay otra opción. ¿De quién hablo? Pues de qué más, la Liga Panameña de Fútbol (LPF), que poco a poco muestra un nivel cada vez mejor, pero que por motivos que solo personas con conocimientos de publicidad y mercadeo, no despierta mucho interés en la población de la ciudad capital. Es bueno hacer referencia a esta liga, ya que la mayoría de los jugadores de la selección son vistos y escogidos por el técnico de esta vitrina de estrellas locales.

Cuando hablo de estrellas me refiero a que así son vistas por los pocos fanáticos que van a apoyar a su equipo. Me llamó mucho la atención ayer cuando fui al “Cascarita” a ver un partido entre el Chorrillo F.C y Río Abajo, dos equipos de barrio que, a diferencia de otros, llena – en gran parte – las gradas y se nota ese sentimiento de pertenencia por parte del público. No es solo sentarse en la banca y ponerse la camiseta del equipo; eso va más allá, es sentirse parte de un grupo que representa al hijo de la vecina, el primo de la señora de la tienda o el tío de la vendedora de frituras. A eso me refiero cuando digo pertenencia, saber que estoy sentado en la grada apoyando a uno de los míos, y no yendo la estadio a “parquear” o complacer a mi novia(o) para quedar bien. De eso se trata el fútbol, de pertenencia, de identidad y de amor (sano) por mi equipo.

Me decía una amiga en la redacción de EPASA: “lo que pasa Laureano es que los partidos de la LPF no se llenan porque en Panamá comenzamos al revés”. Le digo: ¿Cómo así?. Me explica ella: “primero sentimos amor por la camiseta de Panamá (selección) y luego nos dimos cuenta que estos jugadores venían procedentes de una liga que se llama la LPF”. En ese momento entendí que era totalmente cierto. A veces preferimos apoyar a lo que da fruto, en el momento, pero cuando no vemos frutos en la LPF, nos da pereza esperar.

Yo les puedo decir que nací en la era en que Argentina, Colombia, Brasil y otros países ya eran una potencia en el fútbol del continente. Pero les aseguró que no siempre fue así, estos países tuvieron un comienzo, un principio, una raíz. Les aseguro que en sus inicios esa siembra tuvo que ser fuerte y creer sin ver resultados. Pero con el tiempo y el convencimiento de los fanáticos, se pudo cosechar lo que se sembró en años anteriores. La pregunta sería: ¿POR QUÉ NO SEMBRAR HOY PARA VER FRUTOS MAÑANA EN EL FÚTBOL LOCAL? Otros lo hicieron, ¿por qué Panamá tiene que ser la excepción?

No solo se trata de sembrar; también hay que abonar esa semilla, yendo a los estadios e identificándome, para poder que en un futuro ya sea yo o mis hijos, puedan disfrutar ese rico fruto del esfuerzo de muchos que se llama ¡FÚTBOL DEL PATIO!

Por: Laureano Barría M.