El sueño hecho añicos del portero egipcio Abdelnaser

El sueño hecho añicos del portero egipcio Abdelnaser
El sueño hecho añicos del portero egipcio Abdelnaser / FIFA.com
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14 de septiembre 2016 - 17:07

Con lo bonito que podría haber sido... Egipto, que ganó a Cuba en su estreno, habría puesto pie y medio en los octavos de final de la Copa Mundial de Fútsal de la FIFA Colombia 2016 de haber sumado tres puntos más contra Rusia. Y con esta ilusión saltó al parqué de Medellín el arquero Gamal Abdelnaser, confiado en sus posibilidades.

El meta, de 23 años, dibujó un corazón con las manos y posó para el himno. Todo estaba listo para el pitido inicial. Pero el primer jarro de agua fría no tardó en llegar: a los 12 segundos ya tuvo que sacar el balón de entre las redes y, a los 62 segundos, otra vez. "Hemos tenido mala suerte", se lamentaba, visiblemente abatido, a FIFA.com tras el partido. "Hoy no nos salía nada. Hemos cometido errores en el control del balón, hemos fallado pases y hay que reconocerlo: Rusia ha hecho un partidazo".

Lo único positivo de estos goles fue que todavía quedaba mucho tiempo por delante. ¿Llegó a pensar Abdelnaser que, tras verse tan pronto por detrás en el marcador, aún podían ganar? "Sinceramente, no", reconocía el arquero, de 1'76m de altura. En cualquier caso, los Faraones no estaban dispuestos a arrojar la toalla. "En el descanso, el seleccionador nos dijo que debíamos olvidar los primeros 20 minutos y empezar el partido de cero". Sin embargo, el combinado ruso también adoptó esa mentalidad y volvió a marcar en su primer disparo.

Las ilusiones previas a este duelo del cancerbero y los suyos se desvanecieron rápidamente. Abdelnaser quería dedicarles a toda costa un triunfo así a sus hermanos, sus padres y su prometida, que siguen el torneo con entusiasmo desde su país.

El consuelo de sus seres queridos

Todos ellos le habían dado fuerzas antes del choque. Abdelnaser tiene tres hermanas y un hermano, todos mayores que él. Ahora, lo que más necesita son las palabras de consuelo de su familia y de su prometida. ¿Qué será lo primero que le digan tras un partido así?

"Te quiero", dijo con voz temblorosa, sin añadir nada más. Estaba hecho polvo. Al fin y al cabo, él lo había vivido todo desde el arco. Eso sí, con algunas de sus paradas evitó que el marcador fuese aún más abultado (1-6). "He intentado hablar y dirigir a mis compañeros todo el tiempo, pero no nos salía nada a derechas", reconocía con resignación.

Por eso no es de extrañar que el único deseo de Abdelnaser fuera regresar al hotel y agarrar el teléfono. Lo mismo que sus compañeros de selección, que ya estaban sentados en el autocar. No había duda: la expedición egipcia quería abandonar lo antes posible el Coliseo Iván de Bedout y olvidar la derrota. Quizá, en el camino de vuelta, el arquero recordase las palabras de su técnico en el descanso para aplicarlas en la última jornada de la fase de grupos, en la que Egipto se medirá a Tailandia: hay que empezar de cero.

Porque además, en caso de vencer al representante asiático, todo volverá a ser tan bonito como pintaba antes de este partido.

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