San Francisco levanta la Copa Digicel

Alonso Solis
14 de mayo 2011 - 13:23

Las 10 mil almas podrían gritar cuantas veces quisieran gol. Eran noche de contrastes: Rojos y Amarillos. La Copa Digicel se jugaba y el Rommel lucía impecable ante las gotas lejanas de una pertinaz lluvia que acompañaba a la gran final, Chorrillo vs San Francisco. Un fantástico partido dejó heridas leves para un gran campeón, un equipo monje que se adueñó del título con un ajustado 3-2, que de agregado nos dio tiempos extras y el renacer de un ave fénix, Roberto Bombardero Brown. A los 10 minutos de partido arrancó la alegría roja cuando el colombiano Johan De Ávila logró esquivar la defensa y sólo ante el arquero empalmó el balón cruzado y suave para el delirio escarlata. Pero vendría la contraparte, a los 21, Alcibíades Rojas marcó el empate, cuando en aguerrida corrida superó dos hombres, puso velocidad, energía y corazón y ante el arquero la cruzó fina de pierna izquierda, a metros menos, para despertar al barrio chorrillero. Y cuando cantaban las sirenas, Engin Mitre en una media tijera, colocó el balón en la red, para la euforia lejana del Chorrillo que soñaba con la prenda. Al minuto 83, una mano de Dereck James, forzó un penal y Roberto Brown envió el balón a donde los sueños llegan en el grito de gol. Pocos segundos después Roderick Brown vio la roja y el Chorrillo se puso en desventaja, peores males caían al herido. En el tiempo extra, recién nacido, “Bombardero” Brown venció nuevamente el arco rival, euforia chorrerana, alarido en patio ajeno y piloto automático al título rojo. Era tarde, siempre lo fue, la media noche asomaba, y al 120, todo fue igual 3-2. “Este título es para la afición, para los que creen”, sonreía Leo Pipino, técnico monje, mientras abrazaba una Copa… Una Copa que hoy es Roja… Roja, cual Sanfrancisco Campeón 2011. Así se ganan las coronas y así suspiran las madonas

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