Una marea roja copó Avellaneda

"Dale, dale dale rojo, dale dale dale ro", miles de hinchas de Independiente coparon las calles del centro de Avellaneda, en la periferia sur de Buenos Aires, para celebrar la Copa Sudamericana, alzada a miles de kilómetros de allí en el Maracaná de Rio de Janeiro.

Una semana atrás, los seguidores del 'rojo' se habían empezado a ilusionar cuando de local en el estadio Libertadores de América, se quedaron con los tres puntos del partido de ida, al derrotar 2-1 al Flamengo.

Tuvieron que esperar siete días para volver a Avellaneda, esta vez para festejar lo que sucedió en el Maracaná cuando el empate 1-1 significó la consagración.

Una explosión de cánticos y gritos, en un paisaje de banderas y camisetas rojas y blancas llenó las calles de Avellaneda, una localidad lindante con la capital, que prolongó los fstejos hasta la madrugada.

Los 'rojos' desahogaron la angustia cuando el juvenil Ezequiel Barco puso el empate de penal, diez minutos después del tanto del brasileño Lucas Paquetá que ponía el 1-0, a los 29, para el Flamengo.

Así los de Independiente festejaron una nueva copa, a siete años del último título internacional, cuando también conquistó la Sudamericana (2010), sumando ahora 17 coronaciones.

En Buenos Aires no podía faltar el festejo tradicional frente al emblemático Obelisco, que se iluminó de rojo, pero el epicentro de la celebración se corrió a Avellaneda, una ciudad que divide a sus habitantes entre los seguidores de Independiente y sus clásicos rivales, los fanáticos del Racing Club.

La avenida Mitre, una arteria comercial que recorre de sur a norte esa ciudad periférica de clase meia baja, se colapsó de automóviles embanderados que hacían sonar bocinas y trompetas.

"Siete Copas Libertadores, tres copas Interamericanas, dos Sudamericanas, dos Intercontinentales, dos Supercopas Sudamericanas y 1 Recopa Sudamericana", enumeraba un hincha para hacer notar por qué su equipo es el "Rey de Copas" que sueña con volver a reinar.