El adiós del número 19: Freddy Rincón

Hay tres goles muy significativos que marcó Freddy Rincón con el número 19 de la camiseta de la selección de Colombia, que quedaron como reliquias para el fútbol colombiano. Cada uno fue como un bálsamo para aliviar el dolor del pueblo colombiano, que estaba en medio de una cruda guerra entre el gobierno y el narcotráfico.

El primer gol fue el 19 de junio de 1990 en el Giuseppe Meazza, con el que se empató (1-1) en el suspiro del partido contra Alemania, en el Mundial de Italia, y que clasificó a Colombia a los octavos de final. Días después los alemanes se coronarían campeones.

Los otros dos goles, Freddy los consiguió el 5 de septiembre de 1993 en el estadio Monumental, en ese recordado 0-5 ante Argentina, en la eliminatoria para el Mundial de Estados Unidos 1994.

Los tres goles fueron significativos. Tal vez, el que se consiguió contra Alemania ha sido el gol más celebrado por los colombianos, diría que igual, pero no menos, que el que consiguió James en octavos de final contra Uruguay en el Mundial de Brasil 2014.

Ese 19 de junio de 1990 vi el partido junto a un amigo panameño, en la barriada de San Antonio. No hubo licor de por medio, toda esa experiencia la vivimos en sano juicio. Por entonces en Panamá el mundial no se vivía como se vive hoy. Mi amigo estaba estrenando un televisor grande que había comprado para la ocasión, con el que nos sentimos como si estuviéramos en el Giuseppe Meazza. Cuando vino el gol sobre el final del partido, fue algo indescriptible.

Junto a mi amigo salimos abrazados y corrimos por toda la cuadra, que era una calle sin salida. La corrimos abrazados, saltando y gritando a todo pulmón: ¡Colombia! ¡Colombia! ¡Colombia!. Era como mediodía. La calle siempre era solitaria y ese día, con algo de nubes, se veía más desierta que nunca. Nadie salió a ver quiénes eran los locos que estaban gritando. Parecía como si los dos fuéramos los únicos sobrevivientes de esa calle.

Los otros goles con Argentina me tocó verlos en la redacción del Diario La Prensa. Los celebré trabajando en ese domingo histórico y en medio de la alegría una compañera panameña, Antonia Gutiérrez, me dio un beso en la mejilla por cada gol de Colombia.

Esos tres goles inmortalizaron a Rincón con la selección de Colombia, además de los que consiguió con el América de Cali, en su mejor momento, y con el Corinthians de Brasil. Por esos tiempos, el número 19 había despertado el interés de Jorge Valdano, quien terminó fichándolo para el Real Madrid de España.

En una publicación del Diario As de España, Valdano confesó que "venía haciéndole un seguimiento por sus partidos en la selección de Colombia, que en ese momento era dirigida por Francisco Maturana. Además, afirmó que tanto él como el jugador sufrieron del mal momento que vivía el equipo de la capital española".

"Freddy llegó cuando yo era entrenador. Fue una operación relativamente fácil porque la voluntad del jugador era total. Yo estaba muy atento al ciclo revolucionario de Pacho Maturana y Freddy era uno de los jugadores más atractivos y desequilibrantes de aquella selección. Llegó al Madrid en un momento de crisis institucional y Freddy lo pagó como jugador, así como yo lo pagué como entrenador", complementó.

Fue una época inolvidable, más allá de lo que hizo la selección que clasificó al Mundial de Brasil 2014 y que llegó hasta cuartos de final, encabezada por James, el goleador del certamen.

En medio de la emoción del 2014 se llegó a pensar que la selección de James y Cuadrado era la mejor por lo que habían conseguido en Brasil, pero la historia, que nunca olvida, ya le había levantado un monumento al Pibe, a Rincón, a Asprilla, al Tren Valencia y otros tantos, que nos hicieron gozar de alegría con su exquisito y explosivo fútbol.

En medio de esos grandes futbolistas del pasado queda la figura de Freddy Rincón, quien el miércoles 13 de abril falleció, a sus 55 años de edad, después de un lamentable accidente automovilístico.

Hoy se recuerda al jugador de Buenaventura por todas las alegrías que le dio al país y a los amantes de este apasionante deporte, que son sus mayores riquezas que deja. Y como pasa siempre al final de un partido, cuando a unos les toca reír y a otros llorar; lastimosamente, a los colombianos les tocó lo segundo: lamentar la ida de uno de sus grandes embajadores del fútbol.

Comentarios a: cestradacampo@gmail.com (El autor es periodista)