El adiós de Rogerio Ceni, el artillero con guantes.

Fútbol de Brasil

Rogerio Ceni
Rogerio Ceni / Getty Images
Afp
10 de diciembre 2015 - 09:35

A Rogerio Ceni el arco se le hacía pequeño. Vivió de sus guantes y conquistó el mundo con los 131 tantos que salieron de sus botas, pero el portero más goleador de la historia siempre regresaba a la meta del Sao Paulo, de la que sólo le separó el retiro.

Con la voz firme de quien siempre apostó fuerte, Ceni le lanzó un último mensaje a sus compañeros el domingo antes del partido que cerraba sus 25 años de carrera profesional, pero que no pudo jugar por estar lesionado: "Quien mata el tiempo no es un asesino, es un suicida".

Entre botas, balones y pantalones cortos este líder de 42 años que hizo de sus charlas un género propio estaba resumiendo su carrera, la de un talento raro y obsesionado con la perfección que se agarró a sus oportunidades como sus manos al balón.

Desde que el espigado adolescente de 17 años de un club humilde de Mato Grosso (centro) aterrizó en Sao Paulo en 1990 transcurrieron 1.237 partidos; ningún futbolista de la historia disputó más con la misma camiseta. Fue capitán durante 16 años y conquistó 26 títulos, entre los que brillan dos Copas Libertadores, un Mundial de Clubes de la FIFA, una Copa Intercontinental, dos Recopas Sudamericanas, una Supercopa y tres campeonatos brasileños.

Aunque son los 131 goles que marcó durante su carrera (69 de penal, 61 de falta y uno en juego) los que proyectaron al mundo a este adicto a la competición que se despide como el décimo artillero de la historia del Sao Paulo.

"Es un portero excepcional, que tiene la mejor técnica con los pies que vi jamás. Además, tiene una personalidad muy fuerte con la que se convirtió en el ídolo de la hinchada", contó a la AFP Raí, otro líder de la historia dorada del Sao Paulo que conoció al joven arquero con apenas 20 años.

Profesional del récord

A la sombra de Zetti, su predecesor e inspiración bajo los palos, Ceni vio desde el banco cómo la generación dorada de Cafú, Raí o Ronaldao convertían al Sao Paulo por segunda vez consecutiva en el mejor club de América y del Mundo.

Era 1993 y el prometedor arquero suplente apenas debutaría con el equipo principal el 25 de agosto durante un amistoso en España, pero ya había visto el fútbol desde la cima mundial y no pararía hasta volver a subirse a aquel podio, esta vez como el capitán que levantara la copa.

"Nuestros triunfos marcaron el inicio de su carrera, formó parte muy pronto de un grupo victorioso y lo supo aprovechar", valoró Raí, el capitán que alzó el trofeo mundial de 1992.

La ambición de este profesional del récord, del que sus enemigos critican su arrogancia, se cumplió 12 años más tarde, cuando el tricolor conquistó la tercera Libertadores de su historia y, en diciembre de 2005, el Mundial de Clubes.

En el invierno de Yokohama, el Sao Paulo venció la final al Liverpool con un Ceni brillante que fue nombrado Bota de Oro. El adolescente que decidió a los 15 años que quería ser portero concluía así el mejor año de su carrera. Esa temporada marcó 21 tantos.

Ocho meses después, superaba al paraguayo Chilavert como el portero más goleador de la historia y en 2013 dejó atrás los 1.116 partidos que disputó el mítico Pelé con el Santos.

Viejo rockero

Aunque en el pacto de Ceni con la historia también quedaron cláusulas por cumplir.

Con menos de una veintena de partidos disputados con la 'Seleçao', el eterno capitán del Sao Paulo fue campeón del Mundo en 2002 sin salir del banco y sólo se estrenó en un Mundial con los ocho minutos que disputó contra Japón en Alemania-2006.

Un balance muy pobre con la camisa de la pentacampeona del mundo para alguien que nunca supo perder.

"Rogerio tuvo algunas oportunidades en la selección, pero quedó marcado por un período en el que el equipo estaba muy agitado, las relaciones entre ellos eran complicadas y hasta hubo una rebelión de atletas", recordó Raí.

Como los viejos rockeros, sus músicos favoritos, Ceni coqueteó con el retiro desde que cumplió los 40, aunque siempre encontró una razón para quedarse.

Pero el pasado 13 de mayo se le apagó el sueño cuando el Cruzeiro eliminó al Sao Paulo de la Copa Libertadores de América en los penales. Aquella noche el mito volvió a salir del arco para anotar uno de los lanzamientos y atajó otro, pero no fue suficiente.

Pese a que su contrato acababa en julio, el dueño del 01 tricolor decidió darse una última prórroga hasta final de año, quizás para arrancarse la amargura de los guantes.

Antes de guardarlos definitivamente, Ceni vivirá el viernes su última fiesta en un gramado, cuando las viejas glorias del Sao Paulo se vuelvan a calzar las botas para despedirle.

Esa noche, entre los 45.000 hinchas que llenarán el Morumbi, ondeará por última vez el mantra al que el Sao Paulo se aferró durante 25 años: "Todos tienen porteros, sólo nosotros tenemos a Rogerio".

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