Rakitic pierde su encanto en el Barça

El juego del croata ha pasado a ser intrascendente

Rakitic pierde su encanto en el Barça
Rakitic pierde su encanto en el Barça
Red
04 de noviembre 2014 - 12:09

Elogiado y aplaudido a finales de agosto, con el frío llegaron las primeras críticas a Rakitic en Barcelona. El croata ha pasado de ser comparado con el mejor Schuster a encender la duda por su poca trascendencia en el campo. A la que el juego del Barça se estiró, Iván dejó de ser terrible. Ahora es invisible. "No es lo mismo que jugar en el Sevilla. El Barcelona obliga a tener un protagonismo para el que él necesita acompañamiento", apuntó a ESPN un ex jugador azulgrana, para quien Rakitic ha pecado de "precipitación" cuando el fútbol de combinación ha disminuido. La responsabilidad, sin embargo, no se acaba en él mismo. Del futbolista croata, acostumbrado a liderar el juego de ataque en el Sevilla, se esperaba que fuera un secundario de lujo en la media del Barça porque nunca se le contempló ni como el ancla del equipo (labor reservada a Busquets) ni tampoco como el organizador que en los años de bonanza fue Xavi. En cierta manera Rakitic venía a ser el heredero de un Cesc que nunca acabó de cuajar y cuya mayor disciplina táctica invitaba al optimismo. Y fue en un positivo inicio de temporada que sus recursos, su desplazamiento de balón, su trabajo y su prestancia abarcando muchos metros en el centro del campo invitaron a pensar que era el fichaje perfecto... Pero el idilio fue apagándose con el paso de los partidos. En cuanto el juego de posición azulgrana disminuyó y el equipo se estiró, a la que el balón pasaba de largo del centro del campo para enlazar defensa con delantera y Messi pasaba de asistente a constructor, con Xavi apartado del plano, la imagen del croata perdió brillantez y, lo peor, trascendencia. Las dos últimas semanas han constatado el bloqueo del ex jugador del Sevilla. De entrada se vio fuera del once en el Clásico. El partido más llamativo le dejó en la reserva en una decisión de Luis Enrique que encajó contrariado pero en silencio. Y cuando el entrenador le devolvió al campo, frente al Celta, se mostró perdido al lado de un Rafinha mudo. A un lado y al otro, intentando casar su posición con los retrasos de Messi a la vez que pretendiendo no estorbarse con Busquets, guardando las espaldas cuando Alves se iba al ataque con cuidado de no entorpecer a Suárez... En el sitio de tod

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