Dopaje en el béisbol: la noticia deportiva del año

Ap
24 de diciembre 2009 - 11:48

Alex Rodríguez ingresó a la lista de tramposos este año, mientras Manny Ramírez y David "Big Papi" Ortiz quedaron ya manchados también para siempre. Cinco años después de que las Grandes Ligas introdujeron castigos en su programa de estudios antidopaje, las interrogantes sobre el consumo de esteroides rondan todavía en el pasatiempo favorito de Estados Unidos. El persistente problema de las sustancias prohibidas que mejoran el rendimiento físico en el béisbol fue escogido como la Noticia del Año 2009 en los deportes por miembros de The Associated Press. Con su propia dimensión superó incluso al escandaloso declive de Tiger Woods. "El impacto que tuvo esa noticia la convirtió en la noticia del año", manifestó Lance Hanlin, editor deportivo de Beaufort (Carolina del Sur) Gazette y The (Hilton Head) Island Packet. "Fue una noticia grande, actual, general". De hecho, el escándalo de Woods terminó en el quinto sitio entre las principales noticias votadas. El inusitado cuarto campeonato consecutivo de Jimmie Johnson en la NASCAR ocupó el segundo lugar, seguido del 15to Grand Slam ganado por Roger Federer y el regreso de Brett Favre de su segundo retiro para guiar a los Vikings de Minnesota a un título divisional. La selección de este año fue sin precedentes debido a que una noticia importante —el accidente vial de Woods del 27 de noviembre y las subsecuentes revelaciones de amoríos del astro del golf— ocurrió después de que había empezado la votación. Para entonces, 37 de las 161 boletas habían sido entregadas por editores de periódicos estadounidenses que son miembros de la AP. Ante la naturaleza extraordinaria de la noticia de Woods, la AP decidió agregarla el 30 de noviembre a la boleta de los principales acontecimientos y permitió una segunda oportunidad a los editores que ya se habían pronunciado. Unos 10 remitieron una segunda boleta. Aunque solamente un pelotero de las mayores dio positivo a sustancias que mejoran el rendimiento en este año, el primero completo con las nuevas y duras medidas, el béisbol se encuentra todavía atrapado en las garras de la Era de los Esteroides. Los anteriores entrenamientos de primavera comenzaron con la admisión de A-Rod, el pelotero mejor pagado en las mayores y uno de los principales astros en las Grandes Ligas, de que había consumido sustancias prohibidas del 2001 al 2003 cuando jugaba con los Rangers de Texas. Al principio objeto de burlas de algunos aficionados, el escarnio cesó cuando Rodríguez y los Yanquis de Nueva York se encaminaron hacia un 27mo título de la Serie Mundial. Pero para siempre estará ligado a Barry Bonds, Mark McGwire y Sammy Sosa — y no únicamente por su sitio en la lista de los jonroneros en las mayores. En mayo, el dominicano Ramírez fue suspendido 50 partidos después de que los directivos de las mayores obtuvieron registros de que el toletero de los Dodgers de Los Angeles había utilizado el fármaco de fertilidad femenina HCG o gonadotropina coriónica humana. La HCG es popular entre los consumidores de esteroides porque puede mitigar los efectos secundarios de salir de un ciclo con fármacos. El verano llegó con los reportes de que los dominicanos Ortiz y Sosa estaban en una "lista" infame: 104 jugadores que según fiscales federales dieron positivo en un estudio anónimo del 2003 en las mayores. Ortiz dijo que pudo haber sido imprudente al comprar suplementos dietéticos y vitaminas de uso común, pero insistió en que nunca ha utilizado a sabiendas fármacos que mejoran el rendimiento físico. El también dominicano Miguel Tejada finalmente confesó la compra de HGH — aunque afirma que ya dejó el dopaje— y fue el primer pelotero de renombre que es encontrado culpable de un delito relacionado con el escándalo de los esteroides. Fue sentenciado a un año de libertad condicional después de declararse culpable en una corte federal de engañar al Congreso sobre el uso de sustancias prohibidas. Bonds y Roger Clemens están aún en el limbo, mientras sus casos legales relacionados con sustancias prohibidas siguen su camino. Las mayores están también en una especie de limbo, incapaz de sacudirse el desdoro de los esteroides sin importar la frecuencia con que analice a sus jugadores ni cuántas suspensiones aplique.

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