Uruguayo Suárez entre los máximos cañoneros

Ap
26 de junio 2010 - 13:39

Dos goles ante Corea del Sur, incluido uno de alta escuela, permitieron al uruguayo Luis Suárez alcanzar la cima de la tabla de cañoneros de la Copa Mundial de fútbol. Suárez marcó su segundo tanto del torneo a los ocho minutos, aprovechando la pasividad de la defensa coreana tras una buena jugada de Diego Forlán por la izquierda, y definió el partido con una joya a los 80. El delantero del Ajax, máximo goleador de la liga holandesa, en la que marcó 35 tantos, recibió el balón sobre la izquierda del área, eludió a dos rivales abriéndose hacia la derecha y sacó un remate cruzado inatajable, que dibujó un párabola perfecta, pegó en el palo y entró. "No lo podía creer. La verdad que no me di cuenta de que iba a entrar la pelota", manifestó el uruguayo. "Es el gol más importante de mi carrera". Suárez, de 23 años, sumó su tercer gol en Sudáfrica y lidera la clasificación de máximos artilleros del torneo junto al argentino Gonzalo Higuaín, el español David Villa y el eslovaco Robert Vittek. "Da igual que los goles los haga Diego (Forlán) o yo", explicó. "Aquí estamos 23 futbolistas. Los importante es el equipo. Ahora estamos entre los ocho mejores del mundo". Su primer gol había llegado contra México y le había dado la clasificación a Uruguay como primero de su zona. Ese partido terminó 1-0. "Siento una felicidad enorme", declaró el delantero. "Siendo joven uno siempre sueña con estos momentos, que son irrepetibles". "Se están cumpliendo nuestros sueños", agregó. Corea del Sur logró un empate transitorio a los 68 minutos, pero sobre el final Uruguay impuso su garra. "Ellos estaban jugando mejor. Después del 1-1 recularon (cedieron) un poco y eso nos permitió ganar confianza", dijo Suárez. "Es de esos jugadores que de la nada te la pueden poner en un ángulo", comentó el arquero Fernando Muslera. "Hoy se vio. Es de esos jugadores con chispa, como (Edinson) Cavani, que te pueden matar con lo mínimo que les des. Lo hacen sin piedad". Ese instinto asesino lo demostró Suárez en el segundo gol. En el primero solo tuvo que empujar el balón, aprovechando una falla de la defensa coreana, que no reaccionó ante un centro bajo de Forlán. Pero el segundo lo inventó Suárez de la nada. Descolocó a dos rivales, encontró espacio para tirar y la colocó al palo contrario, lejos del arquero. Preso de la euforia, el delantero saltó las vallas publicitarias y, de paso, a varios reporteros gráficos y corrió a abrazarse con los compañeros que calentaban detrás de la portería. "No sabes que hacer", dijo. "De repente vi a mis compañeros en el banquillo calentando y corrí a abrazarme a ellos".

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